lunes, 15 de septiembre de 2014

Introducción

Es curioso como cualquier pequeña cosa puede alterar la historia. Una tarea programada en un ordenador puede alterarlo todo y a todos. Eso es justamente lo que pasó aquel 3 de abril de 2034, cuando una subrutina programada 30.000 años atrás fue activada por un sistema de almacenamiento de energía.
Pero para entender mejor lo que ocurría, antes daremos una pequeña lección de lo poco que obtuvimos de las unidades de datos.
Hace 30.000 años, una raza alienígena desconocida lanzó una serie de naves exploradoras automáticas de espacio profundo. Estas naves estaban diseñadas para alcanzar velocidades superlumínicas usando un dispositivo llamado “impulsor de deformación”, que permitía abrir una ventana a un… aquí la física se vuelve demasiado complicada, así que dejémoslo en abren una ventana a un lugar en que las leyes físicas son diferentes a las de nuestro universo y en el que el “limitador de velocidad” que es c, o sea, la velocidad de la luz, no existe, llamamos a ese lugar, dimensión o como quieran llamarlo, hiperespacio.
Pero usar los impulsores de deformación consume gran cantidad de energía, así que los constructores equiparon a las naves con unos gigantescos reactores nucleares de fusión.
Así que los constructores comenzaron a lanzar sondas, el primer encendido debía ser alimentado por un gran generador de dimensiones titánicas ubicado en su planeta natal, pero a partir de ese momento las sondas eran autónomas, a no ser que sus sistemas para abastecerse a partir de las atmósferas planetarias (realizaban una pasada por la atmósfera y gran colector extraía de ella materiales o recursos) fallara.

Eso es lo único que sabemos de las sondas y sus constructores… Ahora, después de tener una base, podremos comprender mejor lo que pasó ese 3 de abril.
Una sonda que venía rumbo al Sistema Solar, se quedó varada a 6 años luz, creemos que llevaba largo tiempo viajando y su impulsor se sobrecargó. El caso es que su reactor nuclear llegó a su punto de no retorno, su reserva de hidrógeno se agotó. Creemos que previendo esto, la sonda se situó bastante cerca de la Estrella de Barnard como para poder aprovechar su luz por el sistema de energía de emergencia: paneles solares. Así, las baterías estuvieron almacenando energía hasta tener suficiente para realizar el salto a la órbita Solar.
Se cree que tras 30000 años de exposición a la radiación cósmica, los sistemas de navegación quedaron un poco tocados. Cuando la nave saltó, apareció 6 días más tarde sobre las costas del Mar de Aral.
“Sí, yo estaba ahí, con mi familia. Vimos una luz demasiado intensa para mirarla fijamente unos 1000 metros por encima del agua, de ella salió una extraña cosa, su forma recordaba vagamente a una abeja y tendría 40 metros de largo. Inmediatamente comenzó a subir y a subir hasta que la perdimos de vista.”
En el mismo instante en que esa cosa apareció, los sistemas de defensa antiaérea de todo el mundo entraron en alerta, misiles fueron lanzados desde todos los países con capacidad de defensa nuclear.
Ante la gravedad de la situación, el gobierno de los Estados Unidos llegó a solicitar el disparo de misiles y láseres desde las estaciones de defensa ruso-europeas Polyus-2.
Al final fueron los disparos de una de estas estaciones, la Columbus para ser exactos, la que destruyó la sonda a 60000 kilómetros de la tierra, pero antes de ser destruida, la sonda había accionado sus impulsores de deformación gracias a los recursos que obtuvo de la atmósfera terrestre, abriendo una ventana al hiperespacio.
Uno de los pocos fragmentos de la sonda que pudieron ser recuperados era un pequeño impulsor de deformación con su sistema de control. Al parecer, debido a un conflicto que mantenía esta especie con unos “vecinos”, todas las naves con capacidad de abrir ventanas de hiperespacio, debían cerrarlas luego, pues la naturaleza de las mismas hacía que tendieran a permanecer abiertas durante largo tiempo.
Pero esta nave, al ser destruida antes de entrar al hiperespacio, dejó la ventana abierta… Y así es como la entrada se formó, hace ya siete años.
Desde que la entrada está abierta, muchos países intentaron lanzar sondas a través de ella, para explorar el otro lado, pero la mayoría salían de la entrada demasiado dañadas por la radiación y solo conseguían transmitir durante unos pocos segundos… La única cosa que sabíamos de la otra entrada es que se encuentra a unos 4-5 días de viaje, pero desconocemos donde se encuentra, ni la velocidad que se alcanza dentro de la misma…
Eso cambió el día que la sonda Chino-Canadiense 金龍 (Jīnlóng) o dragón de oro fue lanzada. Tenía un blindaje electromagnético alimentado por un reactor nuclear Zaryá-3 comprado a Rusia. Todos sus sistemas estuvieron intactos durante el viaje y al llegar al otro lado, la sonda pudo determinar de manera precisa su localización.
Como algunos pensaban, la siguiente parada en la ruta de la nave era el sistema estelar Gliese 667, situado a tan “solo” 24 años luz de la tierra.  La Jīnlóng se colocó así en órbita de la Estrella Gliese 667 C.

No fue difícil el lanzamiento de la primera misión tripulada a Gliese 667, hace ya 4 meses, cuyo objetivo era investigar los tres planetas posiblemente habitables del sistema. Los resultados fueron muy alentadores: uno de los tres planetas contenía oxígeno en su atmósfera y una floreciente vida vegetal aunque no animal, el segundo planeta tenía un clima glacial aunque albergaba bastante vida marina. El tercer planeta, Hades, es como su propio nombre indica, un infierno, con temperaturas de 3000 grados y una feroz actividad volcánica debido a la presencia de una luna muy grande que causa enormes efectos de marea…

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